Con motivo del Día del Libro entre todos los alumnos de Primaria han inventado un cuento cooperativo, en los días previos al 23 de abril. Se titula "La estrellita gris", y puede leerse a continuación.
LA
ESTRELLITA GRIS
Era 23 de
abril cuando en la Biblioteca del cole de Raíces apareció un intrigante paquete
que contenía un libro de cuentos muy antiguo. Estaba lleno de polvo, como si
nadie lo hubiera leído en mucho tiempo. Al soplarlo, el polvo se convirtió en
motas de purpurina y el libro, mágicamente, se abrió… y comenzó a mostrarnos
sus páginas llenas de ilustraciones.
Resaltó, por
su luminosidad, una bella ilustración con unas brillantes estrellas. De
inmediato, fijamos nuestra mirada sobre una pequeña estrellita situada en un
extremo de la imagen. Era de color grisáceo, sin brillo, con unos pequeños ojos
de mirada intensa. Parecía pedir ayuda y nuestras miradas, sin quererlo, se
posaron sobre sus ojos.
En ese
momento, las estrellas comenzaron a hablar entre sí despreciando a la pequeña
estrellita gris, que no podía articular palabra.
Uno de
nosotros, impulsivamente, tocó esta pequeña
estrella. De repente, una intensa luz nos cegó, y cuando abrimos los
ojos nuestra biblioteca se cubrió de estrellas parlantes. Y en una esquina,
mirándonos tristemente, estaba nuestra pequeña estrellita gris.
Nos acercamos
a ella y le preguntamos:
- ¿Por qué
estás triste?
Ella nos
dijo:
- Nunca he
podido brillar como las demás. Siempre he sido gris y por eso nadie quiere
estar conmigo. Aunque no brille, sigo siendo una estrella como ellas.
Esto nos
dejó pensativos y decidimos ayudarla.
-Te
ayudaremos a que resplandezcas como las demás- respondimos al unísono.
La
estrellita cerró sus pequeños y gélidos ojos y comenzamos a colorearle el
cuerpo con acuarelas. Ella se sintió un poco extraña, todo su cuerpo empezó a
cosquillearse, era una sensación incómoda pero al tiempo divertida.
Nos observó atentamente
y dijo:
- ¿Pero esto
es un brillo auténtico?
Y un niño le
contestó:
- ¡No! Pero
no se darán cuenta a menos que te humedezcas.
Al instante
una niña comentó en alto:
- Existe una
manera alternativa para que luzcas amarillenta. ¡Con una pócima mágica!
Tras
mirarnos breve, pero intensamente, la estrellita movió su cabeza con lentitud y
afirmó con rotundidad:
– Sí, me
gusta vuestra idea de la poción.
Nos miramos
pensativos y decidimos ir juntos en busca de la fórmula. Nos pusimos manos a la
obra y comenzamos la búsqueda de libros estelares. Tardamos un buen rato hasta
que, escondido entre una serie de antiquísimos legajos, encontramos uno
titulado: “Pócimas para estrellas y estrellados”. En él estaban recogidos
los ingredientes necesarios para elaborar el brebaje. ¡Sólo faltaba
encontrarlos!
Tras una
fructuosa búsqueda, descubrimos en el aula de música, entre xilófonos y
crótalos, unos polvos fantásticos de purpurina y fresa. Después, en la clase de
informática, hallamos detrás de un ordenador la “sopa mágica” de la bruja
Soponcia y, por último, en el laboratorio recogimos los recipientes que nos
posibilitarían fabricar el ansiado brebaje para estrellita.
Inmediatamente
nos pusimos manos a la obra. Bajamos a la biblioteca, pusimos una cubeta de
laboratorio sobre la mesa y mezclamos
los polvos fantásticos de purpurina y fresa, junto con la sopa mágica de la
bruja Soponcia. De repente, un humo brillante apareció por la sala y cubrió a
nuestra estrellita gris.
Todos la
rodeamos buscando entre el humo su brillo dorado, pero cuando el humo
desapareció, nos dimos cuenta de que la estrellita seguía igual de gris que
antes. Estaba muy triste. Nos miró a todos y volvió de nuevo a su rincón
llorando desconsoladamente.
Lloraba con
tanta pena que una estrellita se acercó a ver qué le pasaba. Al acercarse,
surgió de repente un hilo de luz que llamó poderosamente la atención al resto
de las estrellas, que también se acercaron a ver qué pasaba. Según se fueron
acercando, se fueron formando más y más hilos de luz. Entonces, nos dimos
cuenta de que todas juntas formaban algo maravilloso: un libro enorme.
En ese
preciso instante, apareció una gran estrella con una preciosa corona. Era la
reina de todas las estrellas:
- “Queridas
estrellitas, os felicito porque habéis encontrado por fin la clave para formar
la mayor constelación del universo. Solo hacía falta encajar todas las piezas.
Desde hoy brillaréis en el cielo con las demás constelaciones”.
Todos se
pusieron muy contentos, y desde ese día tenemos una nueva constelación en el
cielo. Ésta nos recuerda que cada noche, antes de acostarnos, tenemos que leer
un cuento.
Desde hoy,
acordaros de mirar al cielo para ver si está la estrellita gris, porque sin
ella no habría constelación y los cuentos no serían lo mismo.
FIN